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El Instituto de Resolución Alternativa de conflictos del Colegio de Abogados y Procuradores de Jujuy invita a matriculados, estudiantes y público en general a participar del curso online “La emocionalidad del Mediador y su impacto en la intervención” a cargo de María Gimena Funes ( Técnica Superior en análisis e intervención de los campos grupal, institucional y comunitario”, “Licenciada en Resolución de Conflictos y Mediación”, Especialista en Mediación Familiar, Penal, Educativa y Comunitaria). La charla es totalmente grauita y será transmitida a través de la plataforma ZOOM, y subida al canal de You tube del Colegio de Abogados de Jujuy para todos los interesados.
Compartimos el link de inscripción: https://docs.google.com/forms/d/e/1FAIpQLSe5Zlqj2T81dE4034acwxql-WhHCRSI2e4RFXO90cHffLhOUg/viewform
FECHA: 17 DE JULIO DE 2020
HORARIO: 16 HORAS
PLATAFORMA ZOOM. Aceptada la inscripción se le enviará a su correo el Link de acceso.
Información sobre la propuesta
El trabajo en el ámbito de la Mediación posibilita experimentar a todos los participantes, de un modo directo, cómo el conflicto, no exento de connotacio¬nes negativas, suele activar en las personas emociones no siem¬pre deseadas, agitar sentimientos, influir en sus estados de ánimo. El mediador, profesional especializado que facilita el diálogo entre las personas que concurren a un espacio neutral para que encuentren una solución, ha de ser plenamente consciente del impacto que pueden tener las emociones sobre el éxito o el fracaso del proceso de mediación. Esta “conciencia” no siempre está del todo presente en el camino recorrido por los mediadores y es, precisamente ello, lo que vigoriza esta propuesta formativa, con la certidumbre que cada vez que ingresamos a la Sala de Mediación para intervenir en un conflicto se reaviva en el tercero la necesidad de saber más sobre las emociones en juego.
La mediación ha de generar la apropiación del conflicto, fomentar la comunicación, dar a las partes la oportunidad de que encuentren por sí mis¬mas soluciones satisfactorias para la gestión de su proble¬ma (decisiones informadas) o que, al menos, puedan terminar el proceso habiendo experimentado una mejora de su relación o sintiéndose re¬valorizadas y fortalecidas y con una mirada más amplia sobre la problemática. Esta tarea resultará dificultosa si la emoción no encuentra una manera apropiada de canalizarse. La primera misión del mediador consistirá, por lo tanto, en crear un espacio donde se facilite la escucha y el diálogo, se establezca la empatía, y donde sea posible expresar las emo¬ciones de forma asertiva, sin que se generen nuevos ruidos. De¬berá estar atento desde el primer encuentro con los mediados en percibir la emoción y generar las condiciones para que ellos puedan explorarla, comprenderla y ofrecer una respuesta que conlleve una influencia adecuada en el desa¬rrollo del proceso y en la calidad de la mediación.
En este sentido, a lo largo de estas décadas, muchos mediadores (docentes e investigadores) se han abocado a reflexionar sobre el impacto de los afectos, sentimientos y emociones de las partes en el proceso de me¬diación, así como ofrecer al mediador ciertas pautas y recursos para su manejo. Por ello sabemos que, en la construcción del marco comunicacional, el me¬diador ha de contar con una serie de aptitudes y actitudes que podrá llevar a la práctica mediante su caja de herramientas: la exploración de posiciones, intereses, opciones y alternativas de los mediados a través de la utilización de técnica como el parafraseo, el replanteo, la reformulación emocional, la legitimación, la formulación de preguntas (abiertas, cerradas y circulares), el resumen, la creación de historias alternativas y la externalización para abrir caminos a las partes; el empoderamiento o fortalecimiento, la revalorización, para dar protagonismo y valor a las personas, etcétera. Cada una de estos instrumentos debe ser utilizado, siempre, conforme a los principios éticos de autodeterminación, confidencialidad, imparcialidad, equidad y justicia que rigen todo proceso de mediación.
Pero todo este bagaje no puede excluir un elemento fundamental: la emocionalidad del tercero que (consciente o inconsciente, ignorada o rechazada, excluida o no) está siempre presente. La necesidad de ahondar en las emociones del mediador da origen, pues, a este Seminario como espacio de creatividad y reflexión sobre la cuestión, en pos de habilitar algunas preguntas sobre dicha temática, explorando la necesidad de registro personal y reelaboración permanente por parte del tercero dado que algunas emociones propias pueden impactar de un modo obturador en sus espacios de abordaje, en lugar de habilitar escenarios de posibilidad.
Objetivos
-Explorar la dimensión humana del mediador, vale decir, la emocionalidad que se despierta en él en cada encuentro con los mediados, con sus historias, con sus conflictos.
-Reflexionar sobre las emociones del mediador frente a algunas escenas que le han resultados movilizadoras, perturbadoras, agitadas, conmovedoras, temidas, felices, tristes.
-Profundizar en el autoconocimiento para poder pre-anunciar la irrupción de alguna de las emociones llamadas “negativas” o “destructivas”.
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